HISTORIA DE LOS HERMANOS AÑAÑOS
Kola Real fue fundada en 1988 por
la familia Añaños. Un grupo de seis hermanos y sus padres crearon la empresa en
el patio de su casa para lograr más ingresos, debido a que no podían vivir de
su fuente normal, la agricultura, porque
el terrorismo asolaba al Perú en ese
tiempo y era difícil obtener el sembrío.
Ángel Añaños creó el sabor de Big Cola, primero eliminó del jarabe la
muy marcada concentración cítrica de Kola Real (primera bebida de Ajegroup), combinó diferentes esencias
hasta lograr el dulzor de la bebida.
Presencia internacional
Kola Real tiene ahora presencia en muchos países de América Latina, expandiéndose a Ecuador, Venezuela, México, Costa Rica, Panamá, Guatemala, Honduras, República
Dominicana y Colombia. Se debe en parte a que no
trabajan con el sistema normal de franquicias, sino que son los hermanos los
que en conjunto se "autofranquician" realizando proyectos de apertura
de instalaciones propias.
Kola Real es una de las marcas más populares de Ajegroup, uno de los
innovadores más grandes en el sector de la bebida del mercado latinoamericano,
la compañía ha crecido y se ha ampliado no solamente en Perú, sino también en
Ecuador, Venezuela, México, Costa Rica, Chile, República Dominicana y
Guatemala, y siempre manteniendo su misma regla de oro “calidad al precio
justo”, el porqué de su bajo costo, se debe en parte a que no trabajan con el
sistema normal de franquicias, sino que son los hermanos los que en conjunto
realizan los proyectos de apertura de instalaciones propias, recortando muchos
gastos generados por una tercerización del producto.
Kola Real en México
En las afueras de la ciudad de Puebla (México), en la zona industrial (Corredor
Industrial Quetzalcóatl), se encuentra la llamada megaplanta de Ajemex. La
planta tiene cuatro líneas de embotellado totalmente automatizadas y una quinta
se encuentra en prueba. Casi no existe un personal al interior de la misma, por
la presencia de gigantescos robots que realizan casi todo el trabajo. Kola Real
fue introducido en México a principios del 2004.
Big Cola
en Asia
Big Cola es consumida rutinariamente por aproximadamente
100 000 000 de personas en Indonesia, Tailandia, Vietnam, India y
otras naciones.
De Kola Real y los Añaños se ha dicho mucho. Que son la típica historia
de pobres que se volvieron ricos, que su modelo es el emblema de éxito
empresarial en el Perú, que hay una fuerte rivalidad entre hermanos, y otras
cosas. Su caso empresarial se estudia y comenta en la mayoría de universidades
y cursos vinculados a los negocios y el emprendimiento. Si eres un peruano que
recién comienza, seguramente quieres llegar a tener el éxito de los Añaños.
Industrias San Miguel (ISM) mueve una cartera de productos con un nivel
de ventas a nivel global de US$175 millones. En tanto, en el 2011 el Grupo AJE
(empresa de otra parte de la familia) alcanzó ventas por US$2 mil millones y
se ha propuesto estar entre las 20 multinacionales más grandes del planeta.
ISM cuenta con dos plantas en el Perú (en Huaura y en Arequipa), una en
República Dominicana y otra en Brasil. Además, exporta sus bebidas a Chile,
Bolivia, Haití e islas del Caribe. Por otro lado, el Grupo AJE cuenta con 23
plantas de embotellado (ocho en el Perú, cinco en México, y una en Brasil, Ecuador, Costa Rica, Colombia,
Guatemala, Venezuela, Tailandia, Indonesia, Vietnam e India), además de siete
plantas de inyección. Con su amplio portafolio, vende 3 mil millones de litros
de bebidas cada año.
LOS INICIOS DE ISM
Nivardo Añaños era propietario de la hacienda Patibamba, en San
Miguel, Ayacucho. Antes
de fallecer, la parceló y la repartió entre sus hijos. Uno de ellos era Eduardo Añaños. Él y Mirtha
Jerí –que era maestra– se casaron y tuvieron seis hijos: Ángel, Arturo,
Carlos, Vicky, Álvaro y Jorge. Eduardo y Mirtha se dedicaban a la agricultura
y eran dueños de algunos fundos.
Jorge, el mayor de sus hijos, conoció a una joven en la Universidad de
Huamanga con la que se casó en 1983. Esta unión matrimonial marca un punto
vital en la historia empresarial y en la incursión en el negocio de las
bebidas de toda la familia.
Era una mañana de 1980 y Jorge Añaños caminaba rumbo a una clase por
la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad San Cristóbal de
Huamanga. En el trayecto notó que una chica miraba impaciente por la ventana
de un salón. Era Tania Alcázar y examinaba desesperadamente la hora porque
había llegado tarde a una de sus clases y estaba calculando el momento preciso
para entrar sin que se percaten de su demora. Jorge le preguntó la hora
(típico cortejo). Desde ahí comenzaron a hablar y al poco tiempo se hicieron enamorados.
Jorge se graduó como ingeniero agrónomo y Tania como ingeniera química. Se casaron y el empeño de
ambos los llevó a pensar rápidamente en los negocios y a qué se dedicarían
para triunfar y formar una familia. Don Eduardo, el padre de Jorge, solía
decirle: “Tú eres un excelente profesional, no pienses en hacer negocios
pequeños, piensa en algo grande”. Y vaya que resultó ser grande con el paso de los años. Pero en esos
momentos ni se imaginaban lo que vendría. Viajaron a las cataratas de Iguazú,
y a su regreso pusieron una sanguchería en la Plaza de Armas de Huamanga, a la
que bautizaron como ‘Iguazú’. La atracción inicial del negocio eran unos sánguches gigantes que
habían visto en su viaje y que no existían en Ayacucho. Luego decidieron
incluir cervezas y gaseosas a la oferta.
Luego de un ataque terrorista a su
fundo, los padres de don Jorge decidieron partir a Lima con tres de sus hijos.
Otros dos ya se encontraban en la capital. Jorge, el sexto de ellos, decidió
permanecer en Ayacucho con Tania porque, pese al de- licado contexto, sentían
que tenían mejores oportunidades allá. Los ataques de Sendero Luminoso en la
ciudad de Huamanga hicieron que, al caer la noche, la gente abandonara las
calles para refugiarse en sus casas. Ahí, sin embargo, mantenían
la costumbre de celebrar los cumpleaños y las fiestas patronales, todas
acompañadas de cerveza y gaseosas. Las bebidas terminaron siendo mejor negocio
que la comida. Fue este el momento en que decidieron cerrar el restaurante y
convertirse en distribuidores
mayoristas de ambas bebidas. Compraron una camioneta de segunda mano y
empezaron a distribuir cerveza como producto principal y gaseosas, tanto en
Ayacucho como en otras provincias cercanas. Todo iba muy bien, pero el avance
del terrorismo comenzó a impedir la llegada de diversos productos, entre ellos
las de estas bebidas. Don Jorge buscó entonces a los pequeños productores
locales para distribuir las gaseosas que elaboraban artesanalmente. En ese afán
se percató de que el proceso
era menos complejo de lo que él pensaba, y de que, con sus conocimientos y los
de su esposa, podían mejorarlo y
producir gaseosas de más calidad. Lo más importante, le pidieron pagar por
adelantado la compra de 400 cajas que se las entregarían en cuatro días. Así
fue que detectó que había una demanda insatisfecha en la zona. Empezaron
entonces a buscar la maquinaria que se requería para su proyecto, para el cual
contaron con la participación de los padres de Jorge, don Eduardo y doña
Mirtha. Este es el segundo momento clave en el inicio de los
Añaños.
NACE UN GIGANTE
En 1986, se reunieron en la casa de los Añaños- Jerí para tomar una
decisión importante: comenzar una empresa familiar en el rubro de las bebidas.
Doña Tania venía de una familia de negocios, con propiedades e inversiones en
la zona, por lo cual tenía visión e intuición especiales para ello. La
caracterizaban, además, su temple y su personalidad aguerrida, que contrastan
equilibradamente con lo reflexivo y reservado que es don Jorge. Luego, en otra
reunión doña Mirtha propuso el icónico nombre Kola Real.
Los esposos Jorge Añaños y Tania Alcázar se dedicaron a investigar
arduamente los gustos de su público y a probar muestras con diferentes
sabores. Todo iba viento en popa, excepto por el miedo generalizado en ellos y en la población ante la creciente
presencia terrorista de Sendero Luminoso en la zona. Don Jorge sabe muy bien lo
peligroso que puede ser. Una madrugada lo vivió en carne propia. Una veintena
de policías apareció por su fundo pidiendo ayuda tras un enfrentamiento con
senderistas. Algunos de ellos estaban heridos. Entonces, cogió un camión y
evacuó a los que estaban muy graves. Todos estaban aterrorizados. Jorge
Añaños recuerda este episodio con mucha claridad, y cuando habla de él se le
quiebra la voz. Lo marcó y lo llevó a no volver a pisar el fundo durante
mucho tiempo.
Pero aun así decidieron permanecer en Ayacucho y, en 1988, tras dos
años de conversaciones y planeamiento del
negocio, los esposos Añaños-Jerí y el matrimonio Añaños-Alcázar montaron
su primera planta de gaseosas en la casa de Huamanga de don Eduardo y doña
Mirtha (específicamente en el patio). Con el aporte de US$7 mil conseguidos de
la venta de un tractor, un préstamo del Banco Industrial de US$23 mil para el
cual se puso en garantía la casa también del patriarca y las utilidades
generadas por el negocio de distribución de cervezas de don Jorge, en 1988
adquirieron su primera máquina de embotellado, a la que llamaron Atahualpa. La
capacidad de producción era de 48 cajas por día. Como envase utilizaron las
mismas botellas de cerveza que siguieron distribuyendo hasta finales de los
noventa. La primera botella de Kola Real vio la luz el 23 de junio de ese año
con una etiqueta de colores naranja y amarillo y el nombre de la marca en
letras verdes estridentes. El sabor escogido fue el naranja, para lo cual
participaron los hermanos
Añaños-Jerí y la familia Añaños-Alcázar.
Comenzó así la aventura de Kola Real en Ayacucho. Con cinco sabores
(cola, naranja, fresa, limón y cola amarilla) llegaron a tener hasta 11
distintos. ¿Por qué tantos? Una de las premisas más importantes del negocio,
que la mantienen hasta ahora, es adaptarse a los gustos y las costumbres de los
mercados en los cuales incursionan mediante una nutrida y diversificada cartera
de productos que les permita enfrentar a las corporaciones de bebidas que
dominan el globo. Incluso ofrecían sabores que ni siquiera sabían si
gustarían. Por ejemplo, ¿puede usted
imaginarse bebiendo una gaseosa de papaya? Pues ese sabor es hoy en día una
sensación entre nuestros vecinos chilenos, e Industrias San Miguel lo sabe muy
bien tras haberse atrevido a lanzar al mercado la Kola Real con ese sabor. Un
éxito.
Por entonces, hacían pruebas de laboratorio en la Universidad de Huamanga, donde estudiaron, y luego pusieron
un pequeño laboratorio en la planta de producción. Tras numerosos exámenes
orgánicos y fisicoquímicos pudieron sacar al mercado un producto de calidad y que tuvo muchísima acogida. Las
cosas resultaron muy bien desde un inicio. Ya lo había pensado don Jorge antes de lanzarse a esta aventura: “Había mucha
demanda por esas gaseosas, lo que faltaba era oferta”. Y oferta fue lo que dieron. A comienzos de los noventa, en Andahuaylas
llegaron a tener el 60% de
participación en el mercado de gaseosas. Lo mismo ocurrió en Abancay.
SEIS PARA INDUSTRIAS SAN MIGUEL
En este punto del relato es necesario demarcar la separación de la
familia Añaños en dos empresas diferentes: por un lado, ISM y, por el otro,
el Grupo AJE (debido a las siglas de los apellidos de los patriarcas de la
familia Añaños-Jerí e integrado por sus otros cinco hijos). En 1991, los
Añaños-Alcázar (don Jorge y doña Tania) fundaron una fábrica en
Andahuaylas para distribuir las gaseosas hasta Abancay y Cusco, mientras que
llegaron a un acuerdo para que el Grupo AJE iniciara operaciones en Huancayo
con la misma marca y, posteriormente, en Bagua y Sullana. ISM se iba para el
sur, mientras que el grupo conquistaba el calor del norte. Independientemente
de la separación territorial, también se distribuyeron la propiedad de las marcas Kola Real, Cielo y Oro en
partes iguales entre los seis hermanos solo en el Perú.
En 1993, ISM empezó sus operaciones en un local alquilado de una
fábrica antigua en Huaura, al norte de Lima. En 1998, inauguró una nueva
planta. Y tras las presiones de Backus, que consideraba indebido el uso de sus
botellas de cerveza para envasar las gaseosas, la familia (las dos empresas)
decidió crear su propia botella de vidrio. El problema y el costo que
significó este cambio terminó creando una oportunidad para los Añaños, pues
sus nuevos envases transmitieron la imagen de un producto de mayor calidad.
Pero la prueba más dura que tuvieron que pasar los Añaños (tanto ISM
como AJE) fue la estrategia de
destruir Kola Real en cien días, lanzada en 1999 por la competencia. Bajaron
sus precios y quitaban todo el material publicitario de los Añaños en los
puntos de ventas, según recuerdan. Finalmente pudieron superar muy bien este
ataque basándose en su relación con los distribuidores mayoristas, quienes eran
en su mayoría también inmigrantes y se sintieron identificados emocionalmente
con la situación que enfrentaba la familia.
De aquí en adelante, ambos lados de la familia continuaron sus caminos
separados y tendrían diferentes velocidades en sus procesos de expansión. La
pregunta que hasta ahora muchos se hacen es por qué no se fusionaron. Acerca
de la separación de las empresas en los noventa, Jorge Añaños recordaría
años más tarde: “En Ayacucho, los socios eran mis papás. En Andahuaylas, ya
solamente éramos nosotros [los Añaños-Alcázar] y en 1993 decidimos
incursionar en Huaura. Mis hermanos fueron a
Bagua y Sullana, se desarrollaron en zonas calurosas, con exoneraciones
tributarias. Desde el comienzo fuimos dos empresas separadas, pero siempre ha
habido una coordinación”.
Lo que hoy se conoce como el Grupo
AJE terminó teniendo una expansión más acelerada que ISM, una historia que
amerita un libro en sí mismo. Según explica el hermano mayor y líder de ISM,
la empresa de sus cinco hermanos contó con la ventaja de ingresar siempre a
regiones del Perú que contaban con beneficios tributarios, lo que les
permitió gozar de mayor liquidez y ser más agresivos en su expansión.
El crecimiento de ISM se dio básicamente en el sur del Perú,
según el pacto de separación de mercados que mantenía con AJE, y su primer
ingreso a otro país con una planta de producción propia fue en República
Dominicana en el 2005, donde hoy son líderes con el 42,5% de participación en
el mercado de bebidas. Previamente, ya habían comenzado la exportación al
norte de Chile, donde poco a poco se ganaron la preferencia de los
consumidores. Pero el paso más agresivo se ha dado recientemente: en agosto
del 2012, ISM inauguró una de las plantas más modernas de la región noreste de Brasil, en Salvador de Bahía.
Muchos años antes, mientras ISM se expandía por el sur del Perú, la familia Añaños-Alcázar también
empezaba a crecer, y para
finales de los ochenta ya habían nacido sus cuatro hijos: Arturo (35), las
gemelas Cintya y Katy (27) y Hans (25). Ellos crecieron rodeados de las
bebidas, las embotelladoras, los camiones, el negocio. Hans recuerda claramente
cómo desde muy niño él y sus hermanos tenían una fuerte
relación con la empresa: “A eso de los ocho o nueve años, normalmente en las
vacaciones, nos quedábamos y papá nos daba unapropina si ayudábamos en la
fábrica. El mismo hecho de convivir, de que la casa estuviese dentro de la
empresa ya te hacía familiarizarte, agarrarle el gusto. Yo me la pasaba
haciendo preguntas a la gente que trabajaba ahí, para aprender”. Su hermano
mayor, Arturo, ya había viajado a Lima para estudiar (vivía en la casa de sus
abuelos maternos), mientras Hans y sus hermanas aún estaban en el colegio.
Recuerdan con claridad episodios en que llevaban a sus compañeros de clases a
la fábrica familiar los días que había pruebas de sabor, para mejorar las
bebidas o sacar nuevas. Los compañeritos estaban fascinados. Había gaseosas
gratis para todos. Festín infantil.
Hans recuerda los viajes al extranjero que hacía con su madre, su padre
y sus hermanos, cuando iban a visitar los supermercados para internarse en la
sección de bebidas. Allí todos observaban y analizaban cuidadosamente los
modelos de botellas, formas, tamaños, materiales, y probaban distintos
sabores. Había que estar en constante proceso de innovación. Jorge Añaños y
Tania Alcázar lo tenían muy claro, y así se lo transmitían a sus hijos:
“Podemos mejorar algunas cosas, para eso hay que probar. Puede haber cosas
buenas en otros lugares que no conocemos aún”.
Así pasó el tiempo y los hijos de los Añaños- Alcázar se
convirtieron en profesionales con ganas de mejorar y hacer crecer el negocio
familiar. Arturo estudió administración y finanzas; Katy, administración y
márketing; Cintya, administración y finanzas (los tres en la UPC), y Hans,
ingeniería industrial en la Universidad de Lima. Tanto las gemelas como Hans
hicieron estudios de especialización en el extranjero. Paralelamente, la
empresa fue creciendo y comenzó a internacionalizarse.
Acompañado del posicionamiento de ISM en el exterior, los hijos del
matrimonio comenzaron a tener cargos importantes en el negocio. Arturo asumió
las operaciones en República Dominicana, país donde actualmente se venden dos
marcas: agua natural con gas y sin gas Cool Heaven, y Kola Real (de cola,
merengue, lima limón, uva y naranja). Arturo tenía nueve años cuando sus
padres lanzaron Kola Real, y nunca olvidará cuando acompañaba a su padre a
las cinco de la mañana para distribuirla.
Katy es directora del área de comercial de toda la compañía y Cintya
es directora del área de finanzas, y
se ocupa de las operaciones de la empresa en el Perú y Chile. Ambas
desempeñan, en boca de sus padres, un trabajo ejemplar, y adoran sus puestos.
Por otro lado, Hans, con sus conocimientos de portugués, inglés y español,
se encarga del área de desarrollo de nuevos proyectos, entre ellos el reciente
ingreso a Brasil, donde invirtieron US$25 millones en una planta con capacidad
para procesar 60 mil litros por hora trabajada, lo que equivale a 30 mil
botellas de 2 litros por hora. De producir 48 cajas por día (seis botellas por
caja), equivalentes a 500 litros litros en 1988, han pasado a 530 millones de
botellas al año; es decir, más de 500 millones de litros al año. Como dice
Hans, “la filosofía de la empresa desde siempre ha sido crecer, pero en esta
generación se le quiere dar más fuerza y énfasis. Aportamos ideas frescas,
puntos de vista nuevos, y todo eso se encamina hacia el mismo objetivo: crecer.
Lo bueno es que ahora hay más manos que empujan el coche”.
A la plaza chilena exportan desde hace ocho años y ya tienen el 33% de
participación de las ventas en el mercado de bebidas. “Ese mercado lo
trabajamos bien. Les dimos sabores que a ellos les gustan: papaya, limonada,
naranja, la cola negra”, señala doña Tania. Se trata de una de las claves de
su éxito como empresa: preocuparse por investigar los gustos de sus clientes y
sus preferencias para hacer un producto cada vez de mayor calidad. Otro de los
factores que la familia Añaños- Alcázar siempre ha tomado en cuenta para
elegir sus mercados fuera del país y lugares donde establecer una nueva planta
son que sean economías o zonas emergentes, que tengan un buen clima (de
preferencia cálido) y que existan beneficios tributarios en el país o en la
zona de futuras operaciones. Esa ha sido su fórmula perfecta.
El matrimonio Añaños-Alcázar lleva 29 años casado, 32 años como
pareja y su negocio ostenta ventas globales por US$175 millones. En el Perú
gozan del 30% de participación en los mercados donde están presentes según
la delimita- ción territorial establecida con el otro grupo empresarial de la
familia. Su cartera de productos, tanto en el Perú como en el extranjero,
está integrada por Kola Real, Sabor de Oro, Agua Cielo, la rehidratante
Generade, agua saborizada Sline, Fruvi, el reenergizante 360, agua Cool Heaven
en República Dominicana y Goob en Brasil. Con el Grupo AJE comparten la
franquicia de Cielo, Oro y Kola Real. Según ellos, en muy buenos términos.
“Siempre se conversa sobre estos temas; nos llevamos magníficamente”, dice don Jorge. Un amplio sector de la prensa y
del empresariado no lo cree así, pero ellos se empeñan en decir que no hay
tensiones y que la familia se lleva muy bien.
La meta de ISM es alcanzar un nivel de ventas de US$600 millones en el
2015. Además, planea incursionar en el mercado de bebidas funcionales; es
decir, bebidas inteligentes, natura- les y que cuiden la salud, bebidas
especiales para personas mayores, para bajar de peso, para estar más activo,
etcétera. Incluso, para alargar la vida, un sueño de don Jorge.
Siempre hay que innovar. Así es como ellos crecen. La meta más
ambiciosa es estar presente en los cinco continentes para el 2021.
Video de referencia:https://www.youtube.com/watch?v=kMuTA5ByIzY
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